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El nombre es Ignacio, la calidad no debería costar tanto trabajo.

El nombre es Ignacio, la calidad no debería costar tanto trabajo.

Hace algunos años, mis padres se casaron y buscaron la felicidad que toda pareja busca, la felicidad de los hijos. A manera de broma y para darle un toque simpático a la forma en la que obtuve mi nombre, he contado que mis papás querían un hijo; un hijo hombre. Para ponerle más chiste, he dicho que mi papá es el tipo de hombre que se cataloga como macho. La verdad es que mi papá es un hombre respetable, lleno de amor por su mujer y lleno de un enorme respeto a la mujer en general. Aquí va la historia de mi nombre y el por qué la cuento ahora como antecedente al tema de la calidad.

Se casaron llenos de amor, después de muchos años de conocerse y de amarse. Esperaban con mucha ilusión un hijo, en mi historia digo que un hijo varón. Llegó el día de la hospitalización, un día de Enero. Mi madre en el quirófano y mi papá afuera pidiendo a Dios que su bebé estuviera sano y que fuera un hombre. Salió el Doctor y ante la pregunta de mi padre, respondió: “Es una hermosa niña” Bien, dijo mi papá; no tenía pensado eso, no tengo un nombre; la llamaremos como su mamá. Fueron a casa y sin perder tiempo intentaron una vez más un hijo varón. Así, en Diciembre del mismo año, mi mamá estaba una vez más en el quirófano y mi papá afuera esperando que su bebé estuviera sano y que fuera un hombre. Salió nuevamente el Doctor y ante la pregunta de mi papá, respondió: “Es niña, una hermosa niña”. Mi papá con amor en sus ojos, comentó: Tengo dos hermosos nombres para ella. Ya en casa, comentó con mi madre que era tiempo de prepararse para un hijo varón, tomarían un tiempo y lo volverían a intentar. Dos años después, llegando el mes de Marzo volvieron al hospital, mi mamá a la sala de quirófano y mi papá a la sala de espera, esta vez acompañado de biblia y rosario, pidiendo un hijo varón. Tras la espera, salió el Doctor y ante la pregunta de mi padre, respondió: “Niña, niña preciosa”. Mi padre una vez más y con la experiencia anterior, comentó: Venía preparado con dos nombres más para ella. Regresaron mis padres a casa y pensaron en la estrategia para tener un hijo varón. Decidieron esperar un año, esta vez completo y un 30 de Septiembre, volvieron al hospital. Mi padre nuevamente acudió acompañado de biblia y rosario y en esta ocasión, algunos amigos que conectaban sus pensamientos con un silencioso pero fuerte: “NIÑO, NIÑO, NIÑO”. De la forma acostumbrada, salió el Doctor y mi papá con voz llena de emoción, hizo la pregunta. El Médico respondió “Su hermoso bebé es niña, una hermosa niña”. Mi padre Con la felicidad que pocos padres pueden tener, la felicidad de tener cuatro hermosas hijas, regresó con mi mamá a casa confiando en que los nombres para ella eran bellos como los de las anteriores.

No obstante ser felices, y tener cuatro hermosas hijas que a propósito del tema, cuentan con una gran calidad personal, decidieron insistir en la búsqueda de un hijo hombre. Para lograr dicho objetivo, decidieron dedicarle un buen tiempo; seis largos pero felices años. Pasó el tiempo y llegó un día 3 de Abril en el que mi mamá regresó al hospital. En el camino encontró varias mantas y lonas de apoyo que decían: “Vamos por un niño”, “Un hijo varón es posible” y cosas similares. Mi papá nuevamente llevó biblia, rosario y adicionó un escapulario. El grupo de apoyo anterior se convirtió en varios grupos de apoyo que esta vez sin importarles la necesidad de silencio de un hospital, afuera levantaban la voz pidiendo un hijo hombre para mis papás: “NIÑO, NIÑO, NIÑO” se escuchaban las voces fuertes alrededor del hospital. Ingresó mi mamá a quirófano y pasado el tiempo necesario, salió el Doctor. Mi padre volvió a hacer la pregunta y el Médico con voz fuerte dijo: “Es niño, un hermoso niño, un varón”. Mi padre, emocionado por completo sólo dijo: “Y nació”. El Doctor escuchó: “Inació” y la encargada en el Registro Civil escribió: “Ignacio” Así me llamo: Ignacio.

Años después ha habido reflexiones, yo insisto en que fui fruto del amor y no de un accidente, mis hermanas dicen que mi papá no pudo haber preferido un hijo que una hija, mi mamá ha expresado que si hubiera tenido una quinta hija, de igual forma la amaría. Las bendiciones de los hijos son incomparables y cada uno de nosotros, mis cuatro hermanas y yo, nos hemos encargado de darle una sazón especial a nuestra familia, una hermosa familia creada con el amor de unos maravillosos papás.

Mi nombre es Ignacio y el problema de la calidad en este escrito viene porque a lo largo de los años, he sido víctima de personas a las que la calidad les cuesta mucho trabajo y no hacen un pequeño esfuerzo por algo tan sencillo como escribir mi nombre de forma correcta. Han escrito Igancio, Iganacio, Igncio, Iagnacio, Iagncio, Inacio, Icnacio y todas las anteriores pero con “s” en lugar de “c”.

Sólo puedo pensar que si alguien es incapaz de revisar algo tan sencillo como un nombre antes de imprimirlo, tampoco podrá ser capaz de hacer un proceso más complicado de forma correcta. Cabe aclarar que no hablo de escribir mi nombre como parte de documentos o textos largos, complejos, saturados y difíciles, hablo de cosas tan sencillas como invitaciones rotuladas con mi nombre, diplomas, certificados, boletos de transporte, registros de citas en instituciones, etc.

El único problema al que esta gente se enfrenta en el momento, es el de escribir un nombre y de forma increíble, lo hace mal. Mi nombre es Ignacio y como todos los papás, los míos han escogido llamarme con cariño, Nacho. Es algo que todos hacen, no puedo imaginarme a mis papás llamando a mis hermanas y a mí a comer o a cualquier otra cosa diciendo cada uno de los nombres que nos pusieron. Escucharíamos algo como de telenovela con cuatro nombres compuestos y uno sencillo; algo complicado pero que me invita a reflexionar que tras haber llamado a mi hija con ese nombre especial, que me gusta y que siempre me ha gustado como suena tanto al pronunciarse en español como al pronunciarse en su forma original de la mitología Celta, haré lo posible por llamarle como siempre me gustó y cómo fue tanto registrada como bautizada.

Volviendo al tema de la calidad, hago una pregunta: ¿Por qué no preocuparse y prepararse para lograr la calidad? Hacer las cosas bien desde el principio y preocuparse por revisar aquello que se está haciendo. Busquemos por favor que en nuestras actividades diarias, incluso en aquellas tan sencillas como escribir el nombre de alguien, nuestro mayor esfuerzo sea la norma, busquemos capacitarnos para ofrecer calidad en todo lo que hacemos.

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