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Del orden al caos o viceversa

Donde hay orden puede originarse el caos, donde hay caos puede establecerse el orden. El primer orden a atender es el propio.

Existe un importante elemento en la vida de toda persona, es un elemento que incluso origina al mismo ser. Algunos autores mencionan que este elemento es el motivo de todo lo que sucede. Este elemento se llama amor.

Varios son los que dicen que “Todo es un acto de amor” y algunos otros afirman que “todo tiene una buena intención”. Así, el ladrón que roba puede estar motivado por el amor a sus hijos y por la buena intención de conseguir algo para que coman, esto no justifica el hecho en sí. Lo importante es observar en cada acto este amor y esta buena intención, mismos que en ocasiones son difíciles de identificar, pero que nos brindan la posibilidad de disminuir los sentimientos negativos que pudiéramos tener.

Una vez que algo inicia puede tener orden o ser un caos.

El origen del mismo ser puede serlo. “Te tengo una noticia: estás embarazada” ¿Orden o caos?

En el mejor de los casos es un plan y un deseo, en otro caso es un deseo pero no un plan y en el peor no es ni deseo ni plan. Vamos del orden al caos.

Una vida, ordenada o caótica, de repente se ve en una situación que bien puede ser fuera del deseo y de todo plan o bien puede ser el éxito de una búsqueda de pareja, pero en definitiva será fruto de un acto de amor y de una buena intención. Por extraño que parezca, cualquier situación de las anteriormente comentadas será motivo de una buena intención y de amor, aún cuando el objetivo perseguido haya sido distinto al conseguido.

La buena intención puede ser tan pequeña como pasar un buen rato o tan grande como darle vida a un nuevo ser, y el amor puede ser tan limitado como el amor a sí mismo o tan generoso como el que hace que nazca en nosotros el deseo de formar una familia y de compartir toda nuestra vida. Buena intención y amor al fin y al cabo.

De este actuar viene un ser, nacerá en el orden o en el caos pero siempre podrá pasar de uno a otro. Existirá un momento en que no tendrá posibilidad de elección, pues estará marcado por el ambiente familiar, es cuando corresponde vivir en base a las reglas y condiciones impuestas por otros. Es en este momento en el que nuestro orden o caos dependen de otras personas, hasta el punto de ser ellas las que nos puedan llevar del orden al caos y viceversa.

Llegará el tiempo en que esto cambie y sea uno mismo quien decida permanecer en el orden, en el caos o pasar de uno al otro.

De las decisiones que tomemos dependerá el sitio que ocupemos, siempre tendremos que elegir y hacernos responsables.

Vale la pena recordar que el amor a uno mismo representa el principal orden a mantener, pues sin éste, es muy fácil aceptar situaciones propias o ajenas que pueden conducirnos al caos. Puede sonar egoísta pero sin amor propio no puede existir el amor a los demás.

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